El Apocalipsis no tendrá lugar… por ahora. Demógrafos y sociólogos habían anunciado hace dos décadas que Ciudad de México estaba condenada al derrumbe. Entre las razones para la "caída" mencionaban el "irrefrenable crecimiento poblacional". Según los estudiosos, ya en torno al pasado cambio de siglo, unos 25 o 30 millones de personas de la megalópolis librarían una feroz lucha por los recursos.
Pero no siempre los pesimistas tienen razón. Ni dentro del distrito capital ni en la región circundante se registra crecimiento desmesurado. Es más, el número de habitantes presenta un estancamiento de alrededor de los 19,43 millones de personas. "México ya no traga sino que expulsa gente", comenta Armando Correa, del Consejo Nacional de Población de ese país norteamericano.
Mejora política ambiental
De acuerdo a los nuevos balances, la capital ya no es tan atractiva para todos. Durante largos años unas 3.000 personas diarias inmigraban a Ciudad de México en busca de trabajo. Ahora, gracias a una política ambiental prioritaria, la producción industrial a gran escala se ha ido alejando del perímetro urbano.
A ciertas medidas poblacionales se sumó otro factor positivo. El Tratado de Libre Comercio (TLC) propició el asentamiento de zonas industriales cercanas a la frontera con Estados Unidos. En ciudades como Monterrey y Tijuana, por ejemplo, se fundaron incontables empresas de abastecimiento y talleres de manufacturados creando cientos de miles de plazas de trabajo.
Distrito Federal: servicios y centro de negocios
"Hoy en Ciudad de México se produce un máximo del 20% del Producto Interno Bruto", asegura Giselher Foeth, de la Cámara de Comercio Germano-Mexicana. La capital de México es ahora, sobre todo, un centro de prestación de servicios y sede de consorcios multinacionales.
En definitiva, el surgimiento de alternativas a la megaciudad ha impedido su colapso. Además, se debería también tener en cuenta que, anualmente, unos 400 mil migrantes de los Estados mexicanos más pobres buscan otros horizontes en EE.UU., lo que reduce visiblemente la presión sobre la capital.
A pesar de los aspectos positivos, el Distrito Federal, como también llaman los mexicanos a su capital, se mantiene al borde de la ingobernabilidad. Peter Krieger, planificador de la Universidad Autónoma de México, (UNAM) advierte que las autoridades siguen proponiendo soluciones a corto plazo y combatiendo sólo los síntomas, en vez de implementar planes de desarrollo sostenible. La alta criminalidad es considerada hoy uno de sus peores males, aunque en Ciudad de México mueran más personas a causa de la contaminación ambiental que víctimas del hampa.
¿Qué hace el encanto de Ciudad de México?
Según Krieger, la ciudad es "una verdadera colcha de retazos". Y en ese carácter, precisamente, se encuentra uno de los secretos que hacen agradable a una ciudad de tales dimensiones. Los diferentes barrios han conservado su estilo propio creando microcosmos que sirven de refugio a la agitada vida cotidiana de la gran ciudad.
Ello, según Peter Krieger, convierte a Ciudad de México en "una feliz alternativa a los conceptos totalitarios asiáticos de planeación urbana que arrasan con las bondades de una vida con carácter propio".
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